Ella sólo intenta ser feliz, tropezando está, nadan hoy sus ojos entre el rimel, su mentira ya se hundió en la hiedra. Ves, en su abismo, con sus enaguas, quiere escapar de la bruma. Tan apurada está que atropella el viento en la avenida. Hoy su inútil pétalo secó por su soledad. Y con las campanas se divierte, pensando que son de aquí, la muerte. Ah, si pudiera. Si ella quisiera abrirse del ser y la nada, tal vez podría ver que su Dios está en la adolescencia. Correrás al fin con frenesí, por tu libertad. Pero ni bien una lágrima caiga, mil estrellas juzgarán que es en vano, ya que Dios es un mundo, en el que amar es la eternidad que uno busca y no lo pienses más, que tu mueca está tan despintada.
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